sábado, 24 de octubre de 2009

EL REGALO MÁS GRANDE DE PAPÁ Y MAMÁ

¿A quién no le gustan los regalos? …y más aun, cuando se es un niño. ¿Quién no ha soñado con tener muchas cosas, juguetes y vestidos? ¿Quién no se ha imaginado un mundo mucho mejor, donde todo lo que desees lo puedas tener? Esta es la historia de un niño, que recibió el regalo más grande del mundo por parte de sus padres, si, ¡ese es Samuel! El niño más afortunado del mundo, al recibir semejante regalo. Un niño como tú o como yo.
El era de mirada dulce y tierna, simpático, de ojos serenos, tiernos y brillantes, pero en conjunto no era realmente guapo ¡pero eso sí! él era muy alegre, divertido, amable, educado y ante todo, ¡un soñador!
Samuel era hijo único, pues sus padres querían brindarle las mejores oportunidades a su hijo, y por ello pensaban que con más hijos sería difícil brindarle un buen futuro a su querido hijo. Mamá era muy dedicada en el hogar, pero al igual que papá trabaja para poder ofrecerle a Samuel un hogar sin muchas necesidades. Mamá siempre le decía – tu padre y yo nos esforzamos, para que puedas estudiar y llegar a ser alguien en la vida, –eso es lo único que te podemos dejar, cuando muramos.
Samuel iba a la escuela, que quedaba cerca de su casa, él realmente disfrutaba y le gustaba asistir a ella, pero no precisamente por las clases que allí, tomaba, sino por las amistades que tenia, pues era muy bien sabido por sus padres y profesores, que él, no era el más listo y brillante de su clase, pero eso sí, el más querido y admirado por todos.
Así transcurrieron los días, allí compartía sus jornadas con Daniel, un niño, ¡que lo tenía todo! sus padres le regalaban todos los juguetes que quisiera, vestía a la moda, tenia los mejores tenis y zapatos en todo el colegio, él era antipático, hablador, travieso, mentiroso, presumido y sobre todo muy inteligente, ocupando el puesto número uno en el salón de clases.
Samuel pasaba el tiempo soñando con todas las comodidades que tenía Daniel, pues este como era odioso, ni siquiera le permitía tocar sus cosas, Samuel se sentía mucho, se ponía triste, pues añoraba tener algún día las cosas que Daniel tenia y pensaba en voz alta – ojala mis padres me puedan regalar …esto o aquello.
Sus padres eran muy inteligentes y no pensaban como la mayoría… tenían algo de especial, algo difícil de describir, además del gran amor que se tenían el uno al otro. Ellos habían crecido en familias muy, pero muy pobres, tanto así que en su infancia pasaron muchas necesidades. Y contrario a lo que muchos pensaban, los problemas académicos de su hijo no eran lo que más le preocupaban estaban confiados y seguros de que la educación que le brindaban a su hijo, sería más que suficiente para que el triunfara en la vida.
Se acercaba navidad y Samuel estaba muy entusiasmado por los posibles regalos que recibiría por parte de sus padres, sobre todo después de haber escuchado a Daniel, quien le había contado que sus padres le habían prometido muchos regalos, sobre todos los que él les había pedido.
Al instante surgió en él un sentimiento algo difícil de precisar, tal vez incertidumbre, conformismo o algo de negatividad, pues era consciente que las cosas en casa no estaban mal, pero sabía que las posibilidades económicas de sus padres no alcanzaban ni siquiera para tener la cuarta parte de los regalos que recibiría Daniel.
Desconcertado y algo triste Samuel se fue para su casa, entro caris bajó y saludo a mamá. – buenas tardes mamá. Al verlo su madre noto inmediatamente en su rostro, que le pasaba algo a su hijo pues lo conocía muy bien y estaba acostumbrada a verle sonreír con mucho entusiasmo, y le contesto: –¿como estas hijo?
Samuel se quedo mirándola por unos instantes, callado, tal vez pensativo. De nuevo su madre pregunto; – ¿hijo te pasa algo? Un breve susurro se escucho – ssssiiiiiiiii. Mamá se acerca lo mira tiernamente y le dice: – ¿cuéntame que te pasa? – ¿Mama quisiera saber que regalos voy a recibir en navidad? Mamá ante esta pregunta, quedo algo sorprendida y casi de forma instintiva respondió; – te vamos a dar el regalo más grande del mundo, de forma casi mágica, Samuel cambio el rostro… y pregunto con mucho entusiasmo a su madre. – ¿Qué es eso, que me van a regalar? Sonriendo su madre respondió; –no te puedo decir nada, es una sorpresa.
Los días se hicieron cortos para Samuel esperando tal sorpresa. El día tan esperado había llegado, entusiasmado al despertarse corrió a abrir sus regalos que se encontraban junto al arbolito de navidad llevándose su primera sorpresa, pues había dos regalos muy pequeños, para ser el regalo más grande del mundo como lo había prometido mamá. Uno era de papá y otro de mamá. Sin esperar más los abrió y encontró 50.000 pesos en uno de ellos y una carta diciendo, “este es tu primer fondo de inversión, cuídalo y multiplícalo, si lo haces bien podrás lograr todo lo que tú quieras” sin pensarlo abrió el otro regalo allí encontró una libreta con su nombre, y una nota que decía “con esta libreta podrás tener tu dinero seguro y disponible a cualquier hora”.
Samuel quedo muy desilusionado por estos regalos que había recibido, pues no le servían para tener la bicicleta y demás juguetes que él quería, pues sabía que el dinero que le había dado papá no alcanzaban para comprarse ni si quiera la bicicleta. Samuel pensó muchas cosas que tal vez pudiera hacer con el dinero que tenia, pero ninguna le satisfacía, lo que lo ponía mucho más triste.
Sus padres se dieron cuenta que Samuel no había quedado contento con los regalos recibidos, y decidieron hablar con él, a partir de ese día sus padres empezaron a enseñarle todo sobre la economía, como gastar y ganar dinero inteligentemente y sin pensarlo ese día Samuel había recibido el regalo más grande del mundo como lo había prometido mamá.



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